Samsung volverá a apostar por la máxima
potencia y unas dimensiones grandes de cara a su nuevo súper móvil. Como
ya vimos con el último terminal de gama alta, el Galaxy Nexus, la
compañía asiática ha optado por dotar de una amplia pantalla a sus
móviles más potentes.
Por este motivo, parece prácticamente
seguro que el nuevo integrante de la familia Galaxy S contará una
pantalla de 4,6 o 4,7 pulgadas con tecnología Super AMOLED Plus HD. Su
resolución permitirá la reproducción de vídeo a altísima calidad Full HD
(1080p). Menos seguro es que Samsung decida innovar incluyendo
flexibilidad en su display, aunque es una opción que la compañía sí
contempla de cara al futuro. Por otro lado, no es descartable que el
fabricante sí apueste por una pantalla ligeramente curva, como ya ha
hecho con anterioridad.
Sobre su diseño, las
posibilidades son varias. Mientras algunos rumores apuntan a una línea
continuista respecto al Galaxy S II, otros señalan que su estética se
aproximaría más a la mostrada por la gama Nexus. Una de las grandes
incógnitas será si la compañía consigue volver a superarse y adelgaza de
nuevo el móvil hasta los 7 milímetros de grosor, algo con lo que no
podría competir ningún terminal del mercado.
Pero dentro del móvil encontraremos su
aspecto más destacado. Se da por hecho que el nuevo móvil de Samsung
inaugurará la gama de terminales de la compañía con procesador de cuatro
núcleos. En concreto se habla de un chip Exynos 4212 quad core a 1,5
GHz basado en arquitectura ARM Cortex A9 y que contará a su lado con 2
GB de memoria RAM y una GPU Mali-T604 que quintuplicaría la velocidad de
la generación actual. Videojuegos, Internet y todo tipo de contenidos
multimedia serían los grandes beneficiados de este potente despliegue de
componentes.
¿Qué esperamos de su cámara?
Parece seguro que la firma coreana volverá a mejorarla de modo que
contará con un sensor de 12 megapíxeles y destacará por su
comportamiento en bajas condiciones de luz. Los rumores apuntan a que el
salto de calidad respecto al S II será muy alto, llegando al nivel de
la que integra el Nokia N8. Asimismo, el fabricante no se olvidará de
mejorar la cámara frontal para videoconferencias, cuyo sensor será a
priori de 2 megapíxeles.
Por lo que respecta a su software
se da por sentado que contará con Android en su última versión, Ice
Cream Sandwich. Aunque algunas voces apuntaban a una nueva sorpresa en
este sentido señalando que podría estrenar la versión 5.0 Jelly Bean,
esta posibilidad está casi descartada. Sí es más probable que haya una
nueva versión de su interfaz TouchWiz.
La conectividad que
ofrecerá el terminal incluirá alguna novedad. La tecnología NFC se
incluirá en el equipo, así como la conectividad WiFi, 3G y el protocolo
HSPA. Lo que está por ver es si finalmente Samsung apostará por la
cuarta generación de banda ancha móvil y permitirá conexión LTE. El
escaso desarrollo de la infraestructura para este tipo de conexiones en
algunas partes del mundo podría frenar a la compañía para integrar esta
opción.
Con todo este abanico de opciones, el
precio del terminal será una de las grandes incógnitas hasta el último
momento. El nivel de sus prestaciones es altísimo y obligará a Samsung a
hacer auténticos malabares para lanzar un precio final de lo más
ajustado. El Galaxy S II llegó al mercado por 600 euros y algunos han
señalado que en esta ocasión estaríamos ante un terminal 100 euros más
caro dado el alto nivel de sus componentes. Este detalle, así como la
confirmación del resto de características, serán desvelados muy pronto
por la firma coreana.